De la idea feliz a la idea de negocio

De la idea feliz a la idea de negocio

Se suelen diferenciar dos tipos de ideas: las ideas felices y las ideas de negocio.

Una idea feliz es aquella que surge fruto de la imaginación de cada uno, una idea que viene a la cabeza por azar y que a nosotros nos convence. Sin embargo, estas ideas suelen tener una esperanza de vida muy corta, pues no están basadas en nada, no tienen ningún fundamento rígido en el que apoyarse, han aparecido de la nada y no hay ningún estudio ni indicio de que vaya a funcionar.

Hay que decir que no todas las ideas felices fracasan, pueden ser buenas ideas, pero necesitan de un empujón que las convierta en ideas de negocio. La diferencia entre la idea feliz y la idea de negocio es el fundamento basado en un estudio de mercado. Es el proceso por el cual veremos si esa idea tiene cabida en el mercado, y cumple una función necesaria (que cubra unas necesidades, que haya una demanda/público para ella, etc…)

Tanto es así que la generación de ideas puede venir por dos vías: tener una idea feliz, y a raíz de ello investigar si esa idea es viable o investigar un mercado y descubrir qué necesita o qué hace falta.

Por ejemplo, imaginad que quieres crear un restaurante un tanto especial: un restaurante canino. Es una buena idea a priori, no los hay y mucha gente tiene perro y se desvive por ellos. Pero con eso no basta; ¿realmente la gente tiene necesidad de llevar a su perro a comer a un restaurante? No lo podemos saber desde el sofá de nuestra casa. Es por ello que es necesario salir a la calle y hacer una investigación (por mínima que sea) para corroborar y dar fuerza a nuestra idea. Si después de ello, nos damos cuenta que nuestra idea no tendría ningún futuro, ¡no hay que desanimarse!, realmente es mejor saberlo desde un principio, que no darte cuenta cuando ya tienes el negocio en marcha.

Está claro que no hay ninguna fórmula mágica que permita generar ideas geniales y triunfadoras, ¡ojalá! Sin embargo, a día de hoy, sí que se conocen conceptos clave que las ideas deberían llevar intrínsecos para encaminarse bien.

Así, incluyen además algunas formas para buscar la innovación. No hace falta crear una idea completamente nueva que no tenga nada que ver con lo que ya hay en el mercado, se puede innovar desde muchas perspectivas.

Muchas veces cuesta generar ideas viables, nos sentimos colapsados y un poco perdidos.

Para paliar esto, hay algún que otro modelo que puede echarte un cable: EL MODELO CHISPA (Emmerling y Moscow, 1993) que puede ayudar a orientar y esclarecer un poco tu cabeza y pensamientos.

  • C de cavilar: Reflexionar constantemente, sin miedo. No hay que definir ideas, sino dejar que tus pensamientos caminen solos y todo aquello que se te vaya ocurriendo apuntarlo. No te pongas límites, en este momento todo lo que se te ocurra es válido.

  • H de haber un objetivo: Tienes que encontrar un problema que necesite ser resuelto. A partir de ahí, sugerir propuestas que solventen dicho problema; el esfuerzo creativo debe dirigirse, pues, a la búsqueda de esas ideas.

  • I de investigar: Trabajo de campo. Tienes que conseguir la máxima información posible relacionada con el objetivo que tienes. Tanto que debes ser como un detective y obtener datos relevantes.

  • S de sembrar ideas: Ésta es la fase más creativa, tienes que buscar la diferenciación de tu negocio, y saber qué vas a aportar que no aporten otros, basándote en los pasos anteriores, claro.

  • P de pensar en la idea clave: Después de haber generado ideas en el paso anterior, aquí debemos elegir cuál de ellas será la mejor y porqué. Tendrás que evaluar todas las alternativas con el fin de encontrar la más adecuada para tu nueva empresa

  • A de actuar: Finalmente, debes poner en marcha la idea elegida, lo que supone poner todos los recursos de los que dispones sobre tu idea. Aquí la idea ya está definida, y debemos comenzar con el plan de empresa.

Está claro que este modelo es una ayuda más, pero cada cuál decide qué sistema va a utilizar para llegar a la idea final. Lo importante es que esa idea tenga una base fundamentada y cubra una necesidad real.

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